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El desequilibrio sexual entre hombres y mujeres es obvio. Una
mujer puede recibir sexualmente a su hombre por el tiempo que quiera, y por eso los taoístas dicen que su esencia yin es casi inagotable.

La “fabricación” del amor del hombre se limita a la cantidad de energía que tiene para mantener su erección. Su esencia yang es más fácil de cansar con la eyaculación. Una mujer es sexualmente más fuerte que un hombre porque biológicamente es ella que da la luz. Sus órganos reproductivos deben soportar la tensión física para parir bebés y nutrirlos.

Los efectos en los hombres de la desigualdad biológica primordial es profunda, impregnan al pensamiento y al sentimiento masculino a todos los niveles, desde las relaciones que desarrollan con las mujeres, a los compromisos del matrimonio y los roles culturales que elegimos para desempeñar, hasta los modelos espirituales que elegimos para nuestro crecimiento interno.

En el fondo, la mayoría de los hombres están tan aterrados de la sexualidad infinita de las mujeres, a la vez que están fascinados por ella. El efecto general en los hombres es sentirse sexualmente inseguros y hace que intenten compensar con alguna otra fuerza. La inseguridad sexual puede ser la razón principal que los hombres han buscado dominar la mujeres de manera física, política, financiera, con ventaja “intelectual” y religiosa.

Corrigiendo el desequilibrio sexual a través de la toma de conciencia en los hombres y las mujeres es crucial para el establecimiento una sociedad más armoniosa, aunque el objetivo principal de la enseñanza tántrica es el cultivo de la energía sexual para la salud integral y la trascendencia espiritual.

El declive de la religión en el oeste puede haber comenzado cuando la experiencia del sexo se hizo más poderosa que la experiencia espiritual ofrecida por la religión, a través de la oración y la contemplación. La corriente actual de renacimiento de la religión en el oeste, irónicamente, puede deberse en parte a un agotamiento sexual siguiendo la revolución sexual. Eso porque el sexo se convirtió en una droga, un opio para las masas que consumen pornografía y contaminan a las mentes de la generación jóven, con actitudes que pueden ser desastrosas para el futuro de la humanidad, si cultivan la sexualidad de manera mecánica y fantasiosa.

La libertad sexual total no cumplió la estabilidad que la gente más necesitaba. Hoy, las personas están volviendo al matrimonio o la religión para buscar su sentido de equilibrio. Pero ´como siempre la respuesta está en la CONCIENCIA DEL AMOR.

Los hombres pueden aprender a relajarse, soltar sus expectativas, cultivar su energía sexual para experimentar el amor prolongado, el bienestar físico, a través del cuerpo y llevarlo a la trascendencia. Las mujeres por otra parte, pueden liberarse de milenios de represión, descubrir de nuevo el placer de la sexualidad sana y feliz y alcanzar la satisfacción física, emocional, mental y por tanto espiritual, lo que les posicionará en su apropiado lugar en la civilización actual.

Hombres y mujeres juntos, podemos curarnos de las heridas y los condicionamientos del pasado, aprender de nuevo cómo relacionarnos, no desde la técnica, la mecánica o la fantasía, sino desde la vibración interna del amor, desde la espontaneidad, desde el juego y desde la experiencia unida de éxtasis, libertad y felicidad del Ser.

 

Premisas del Tantra