Fiel (gritando): Dios, ¿dónde estás? ¿Por qué no me contestas? Dios (susurrando): ¡Estoy aquí! Fiel (gritando): No puedo escuchar, ¿puedes hablar más alto? Dios: (susurrando): solo si bajas el volumen de tu voz y de tus pensamientos. Fiel (hablando): OK,
El fiel, Dios y la corona
